jueves, 17 de noviembre de 2011

COMENTARIO CRÍTICO. Ana López Martínez-Sagrera

Para la elaboración de este comentario crítico ha sido preciso el análisis y estudio de los textos  Ornamento y Delito escrito por Adolf Loos y Tinglado Decorado. Ambos defienden un estilo arquitectónico distinto: con y sin ornamento en los edificios.
El primer texto, escrito por Loos en 1908, consiste en una dura crítica a la ornamentación de los objetos. El arquitecto austriaco considera que el ornamento  debe desaparecer y que así será en un futuro ya que desde su punto de vista no tiene ninguna utilidad práctica y, en adición, encarece el objeto. Para Loos, supone un gran retroceso debido a que no aumenta la alegría de vivir del hombre culto. Considera que se asocia, desde el primer momento, con el estilo histórico de cada época. Un nuevo estilo es sinónimo de un nuevo ornamento.
El segundo texto toma una posición totalmente contraria ya que  apoya la decoración de los objetos cotidianos, en especial de los edificios, y su vez critica la idea de eliminar el ornamento. Como se cita en el texto, llamaremos pato  a los sistemas arquitectónicos de espacio, estructura y programa que quedan ahogados y distorsionados por una forma simbólica global  y llamaremos tinglado decorado a los sistemas de espacio y estructura que están directamente al servicio del programa, y el ornamento se aplica con independencia de ellos.  Para argumentar su posición utilizan como ejemplos comparativos  la Guild House de Robert Venturi y Crawford Manor de Paul Rudolf.
Desde un punto de vista personal considero  que es necesario despojar a los objetos de todo aquello que no cumple función alguna en ellos. Comparto por tanto la opinión con Loos. La frase del texto que mejor sintetiza el contenido es: Ornamento es fuerza de trabajo desperdiciada y por ello salud desperdiciada. Así fue siempre. Hoy significa, además, material desperdiciado y ambas cosas significan capital desperdiciado. En la actualidad estamos atravesando una difícil etapa económica, por lo que con más razón debería aplicarse, a nivel mundial, la teoría de supresión del ornamento. Mientras esto no suceda, la sociedad permanecerá estancada en el atraso y la degeneración, arrastrando a todas las materias, incluida la arquitectura.

En el tinglado decorado se cita: La arquitectura moderna de hoy, al rechazar el simbolismo explicito y el ornamento frívolo, ha hecho que todo el edificio degenere en un gran ornamento. Respecto a esta crítica y como argumento para defender mi posición, cabria destacar que no es intención de la arquitectura moderna la de convertir todo el edificio en una gran ornamento sino todo lo contrario. Lo que se busca es ceñirse a la pura funcionalidad, sin mal gastos económicos, ni tiempo, ni de mano de obra, independientemente de lo estético.
Para finalizar y con el propósito de que no dejar lugar a dudas, me gustaría remarcar de forma breve las ventajas más importantes de un objeto compuesto exclusivamente con lo necesario y otro repleto de adornos y decoración. Se invertirá menos tiempo, esfuerzo y material en fabricar el objeto y por el contrario se obtendrán mayores beneficios por él. Se le podrá dar uso de manera más cómoda y por mucho más tiempo ya que no pasa de moda y es de mejor calidad.

martes, 15 de noviembre de 2011

Comentario. Antonio López Sánchez



Para realizar este comentario se nos han propuesto dos textos:
      El primero de ellos, “Ornamento y delito”, de Adolf Loos, nos hace ver con sus argumentos que está en contra de todo tipo de ornamentación, e incluso la asimila con la delincuencia, ejemplificándolo con que el 80% de los presos de una cárcel están ornamentados con tatuajes.
      El Segundo texto es “Tinglado decorado” de  Robert Venturi. Este texto, se opone a las ideas expresadas por Adolf Loos en el texto anterior. Venturi defiende  que exista un ornamento. Para ello compara dos edificios, la”Guild house” , que llevaría incluidos elementos decoraticos (tinglado decorado), y “Crawford Manor”, donde la propia estructura  hace de elemento decorativo (pato).
    Partiendo de estas dos ideas totalmente opuestas, me gustaría  mencionar una cita del texto de Loos: “La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento visual”. Con esta cita, a lo que se refiere el autor es a eliminar todo tipo de ornamentación (que es también lo que pretende durante todo el texto) para avanzar culturalmente. Cada época suele estar marcada por un estilo concreto, que la hace diferente de las otras. Puede que la ausencia de ornamentación fuese una señal de alguna época, pero no tiene por qué ser eliminada para evolucionar. Con esto me acerco a lo dicho por Robert Venturi al final de su texto: “Al sustituir la decoración por la articulación se ha convertido en un pato.”
    ¿Qué pasaría si todos los edificios no tuviesen ningún tipo de ornamentación? Imaginemos por un momento que toda obra que viésemos por la calle sea uniforme y homogénea. Sería aburrido no poder establecer diferencias claras entre un edificio u otro.
     Por otro lado, Adolf Loos dice que parte de la culpa de que siga habiendo ornamentación en su época es por parte de los rezagados, que conservan cosas e ideas de otras épocas, y como dice el, mientras él vive en 1908, otro vive en 1880. Esto de que en una misma época coexistan ideas provenientes de épocas distintas debe ser algo favorable, así romperíamos con la homogeneidad de la total eliminación de ornamentos. Esto se vería en la Guild House, analizada en el texto de Venturi. Algo tan tradicional y que sigue en todas las épocas como una simple ventana de guillotina, puede ser puesta en un edificio, y aparecería además como ornamentación al cambiar varios factores como la escala, que hacen que la ornamentación den al edificio un aspecto que quizás no tiene. La Guild House tiene 6 plantas, pero con este cambio de escala desde fuera da la impresión de que son 3. Además, con el cartel que está situado a la entrada, podríamos pensar que ese edificio tendría una apariencia comercial.
     Con esto, vemos que edificios con ornamentación tienen más significado e interpretaciones que un simple edificio totalmente homogéneo. No quiero decir con esto que todo los edificios tengan que incluirla, pero si debe aparecer algo que le de vida al edificio, ya que a veces el mismo edificio es su propio ornamento (un pato).
     Así, defiendo que cada edificio tenga algo de ornamento, aunque sea el mismo edificio en si quien lo incluya, desvinculándome de la idea de Adolf Loos, que parte de la eliminación de todo tipo de ornamentos, lo cual llevaría a una arquitectura casi homogénea, aburrida. ¿Te gustaría ir rodeado/a de algo así?

COMENTARIO. Paula López Herrero


“LOOS, ORNAMENTO Y DELITO vs VENTURI, EL TINGLADO DECORADO”


  El objetivo del arte está en hacer bello un objeto solo con su estructura  sin la necesidad de añadir ornamento aunque este sea coherente con el objeto y siga la línea estética del mismo. Un tema de gran interés a tratar puesto que es tema actual de debate el considerar como acierto la ornamenta o considerar que está en exceso.
 Dos posiciones sobre este tema son las que proponen Venturi y Loos, ambas son opuestas aunque no contradictorias.
  Robert Venturi está a favor del ornamento puesto que afirma que a través de ella existe comunicación. En el texto trata el tema de la ornamentación de forma que clasifica los edificios en “pato” y el tinglado decorado, la diferencia entre ambos es que en el caso de “pato” el propio edificio es en sí estético lleva incorporada en la estructura el componente decorativo, para ello recurre como ejemplo al edificio Crawford Manor, en cambio en el caso del tinglado decorado el edificio necesita de un añadido para completarse en el ámbito estético, usa como ejemplo el edificio Guild House.
   Adolf Loos en cambio ve en el ornamento un atraso cultural del que tenemos la obligación de despojarnos para evolucionar, ya que la obra completa es la que es pura y simple. “La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto visual”.
   Siempre tendemos a adornar las cosas porque si no lo hacemos parecen que no están acabadas. Error que cometemos puesto que todo objeto tiene una utilidad y es para cumplir con su objetivo por el que se hacen, no necesitan de adiciones para completarlas.
   Parece como si hubiera que rellenar los espacios supuestamente vacíos sin tener en cuenta que la belleza del objeto está en su simplificación ya que según el dicho “menos es más”. Cuando el objeto está sobrecargado sobrepasa la línea que diferencia lo coherente y culto de lo hortera.
   En el ámbito arquitectónico, la estética del edificio depende de la propia estructura del edificio, teniendo en cuenta el acabado como parte de la estructura.  La ornamenta conlleva un trabajo en exceso que no es necesario, no resulta rentable el trabajo invertido con respuesta al resultado. La belleza y la perfección también se encuentra en  economizar el tiempo.
   Un edificio tiene que ser bello en sí, en esencia. Si tiene que adicionarse con detalles su belleza es relativa puesto que depende de la ornamenta.
  En épocas pasadas cuantos más adornos mayor era su valor, los edificios con mayor ornamenta y adiciones significaba mayor importancia en lo que representaba. No es de nuestro tiempo simplemente por el hecho de que tenemos que diferenciarnos de lo de antaño. No significa que sea mejor ni peor lo de épocas pasadas o lo actual sino que tiene que existir una diferenciación entre ambas.
  Es equívoco en pensamiento de que la copia de diseños de edificios de siglos pasados es correcta para un fin estético en un edificio construido en la actualidad. No es así pensar que las construcciones de épocas pasadas no sean bellas sino que ese valor lo tienen en cuanto que se encuentran en el periodo temporal correcto. Intentar trasladar el pensamiento de que es necesario recurrir al decorado para dar mayor belleza a la construcción  es erróneo puesto que no permite al hombre evolucionar, se encuentra encorsetado en una ideología que no le corresponde.
  El hombre tiene el impulso primario de adornarse incluso así mismo, pero es eso un impulso. Lo que diferencia al hombre racional del animal es justamente que el racional no se deja llevar por los impulsos y pasiones sino que se guía por la razón.
  El culto no puede dejar de tener en cuenta un razonamiento previo a la hora de construir un objeto puesto que si no lo hace dejaría en evidencia su carencia de conocimientos, y no sería coherente reconocer su trabajo y el esfuerzo implicado en el objeto.
 

MANIFIESTO. Paula López Herrero


LA NUEVA GENERACIÓN TIENE DERECHO A EVOLUCIONAR
NO tenemos que dejar que nos prohíban evolucionar, si se quieren quedar estancados en el tiempo nosotros no tenemos por qué seguir sus pasos.
NO tenemos que dejar que se admita que sus conocimientos prevalecen sobre los nuestros, cuando somos nosotros los que hacemos descubrimientos y seguimos investigando, si fuera por ellos no se hubiera avanzado tanto en ámbitos científicos.
NO son mejores sus opiniones sobre aspectos sociales, nosotros luchamos por la igualdad de oportunidades y la desaparición de las clases sociales.
  Nuestras mentes están abiertas al cambio, no tenemos reparos en aceptar las novedades que nos proponen.
  Gracias a las nuevas tecnologías, a las que algunos llaman “maquinitas” porque son ignorantes de los beneficios de estas, se ha avanzado tanto en investigaciones médicas y así tener una mejor calidad de vida.

   
  Nuestra tolerancia ha sido la que ha hecho posible que no nos cohibamos a la hora de exponer nuestras ideas, gracias a ello ha sido posible evolucionar, gracias a que no tenemos miedo de las reacciones que nuestras opiniones originen. Ahora todos somos un poco más libres.
  Los que han aceptado el hecho de que la sociedad tiene el derecho de evolucionar se han integrado perfectamente en este nuevo mundo. Por tanto también gozan de las ventajas que les ofrece la mentalidad de las nuevas generaciones.

   
  Todo esto no quiere decir que nos desarraigamos de nuestras raíces y olvidamos de donde partimos, si no que las aceptamos y avanzamos a partir de ellas pero nunca sin retroceder.



 

       SIEMPRE MIRAR HACIA DELANTE SIN DEJAR QUE TE COARTEN LOS QUE   
              NO QUIEREN SER QUE AYUDADOS Y NO ADMITEN SUS ERRORES        
                                                   COMETIDOS EN EL PASADO

lunes, 14 de noviembre de 2011

MANIFIESTO. Antonio López Sánchez


 ¿Es la arquitectura un arte?
                 
        Dado el  debate que considera la arquitectura como una tipología artística, manifiesto:
-Una  separación entre los conceptos de arquitectura y arte, pudiendo estar vinculados utilizando una materia elementos de la otra.
 -La  arquitectura no es un arte. Aquí intervienen otros factores como la economía, leyes de urbanismo, aspectos legales, etc.
-El arquitecto no es un artista, siendo su función proyectar y construir una idea que posee trabajando sobre ella.
-Que el resultado de esa idea venga de la imaginación y creatividad del individuo, sin que intervengan intenciones de que el resultado sea una obra de arte.
-Debe existir una arquitectura sin arte, y viceversa.
-Que aunque haya edificios que estén considerados como obras de arte, tener claro de que es arquitectura igualmente.
-No confundir y “mezclar” conceptos de ambos al tener tendencias parecidas.
-Que la clave del edificio a construir sea la imaginación del individuo, el contexto donde se vaya a situar y la función.  Dependiendo del grado de manifestación de estos factores determinen un resultado
-Que no se cree socialmente una distinción entre edificios solo por su apariencia o exterior. Cualquier edificio, sea como sea, esté donde esté y tenga la apariencia que tenga serán considerados por igual dentro del campo de la arquitectura.
-Que la arquitectura se considere como una disciplina más, un conjunto de saberes, con una complejidad técnica ausente en muchas artes. Para convertir eso en arte hacen falta algunos factores más.
-Que puedan haber arquitectos que tengan el potencial suficiente para incluir arte en sus proyectos, e incluso artista y arquitecto hacer un proyecto junto, que demuestra que la arquitectura por sí sola no es una tipología artística.
         Con esto, y respetando opiniones que piensen lo contrario concluyo esta manifestación entre el tópico de la arquitectura como arte, y el arquitecto como artista.