Para la elaboración de este comentario crítico ha sido preciso el análisis y estudio de los textos Ornamento y Delito escrito por Adolf Loos y Tinglado Decorado. Ambos defienden un estilo arquitectónico distinto: con y sin ornamento en los edificios.
El primer texto, escrito por Loos en 1908, consiste en una dura crítica a la ornamentación de los objetos. El arquitecto austriaco considera que el ornamento debe desaparecer y que así será en un futuro ya que desde su punto de vista no tiene ninguna utilidad práctica y, en adición, encarece el objeto. Para Loos, supone un gran retroceso debido a que no aumenta la alegría de vivir del hombre culto. Considera que se asocia, desde el primer momento, con el estilo histórico de cada época. Un nuevo estilo es sinónimo de un nuevo ornamento.
El segundo texto toma una posición totalmente contraria ya que apoya la decoración de los objetos cotidianos, en especial de los edificios, y su vez critica la idea de eliminar el ornamento. Como se cita en el texto, llamaremos pato a los sistemas arquitectónicos de espacio, estructura y programa que quedan ahogados y distorsionados por una forma simbólica global y llamaremos tinglado decorado a los sistemas de espacio y estructura que están directamente al servicio del programa, y el ornamento se aplica con independencia de ellos. Para argumentar su posición utilizan como ejemplos comparativos la Guild House de Robert Venturi y Crawford Manor de Paul Rudolf.
Desde un punto de vista personal considero que es necesario despojar a los objetos de todo aquello que no cumple función alguna en ellos. Comparto por tanto la opinión con Loos. La frase del texto que mejor sintetiza el contenido es: Ornamento es fuerza de trabajo desperdiciada y por ello salud desperdiciada. Así fue siempre. Hoy significa, además, material desperdiciado y ambas cosas significan capital desperdiciado. En la actualidad estamos atravesando una difícil etapa económica, por lo que con más razón debería aplicarse, a nivel mundial, la teoría de supresión del ornamento. Mientras esto no suceda, la sociedad permanecerá estancada en el atraso y la degeneración, arrastrando a todas las materias, incluida la arquitectura.
En el tinglado decorado se cita: La arquitectura moderna de hoy, al rechazar el simbolismo explicito y el ornamento frívolo, ha hecho que todo el edificio degenere en un gran ornamento. Respecto a esta crítica y como argumento para defender mi posición, cabria destacar que no es intención de la arquitectura moderna la de convertir todo el edificio en una gran ornamento sino todo lo contrario. Lo que se busca es ceñirse a la pura funcionalidad, sin mal gastos económicos, ni tiempo, ni de mano de obra, independientemente de lo estético.
Para finalizar y con el propósito de que no dejar lugar a dudas, me gustaría remarcar de forma breve las ventajas más importantes de un objeto compuesto exclusivamente con lo necesario y otro repleto de adornos y decoración. Se invertirá menos tiempo, esfuerzo y material en fabricar el objeto y por el contrario se obtendrán mayores beneficios por él. Se le podrá dar uso de manera más cómoda y por mucho más tiempo ya que no pasa de moda y es de mejor calidad.