martes, 15 de noviembre de 2011

COMENTARIO. Paula López Herrero


“LOOS, ORNAMENTO Y DELITO vs VENTURI, EL TINGLADO DECORADO”


  El objetivo del arte está en hacer bello un objeto solo con su estructura  sin la necesidad de añadir ornamento aunque este sea coherente con el objeto y siga la línea estética del mismo. Un tema de gran interés a tratar puesto que es tema actual de debate el considerar como acierto la ornamenta o considerar que está en exceso.
 Dos posiciones sobre este tema son las que proponen Venturi y Loos, ambas son opuestas aunque no contradictorias.
  Robert Venturi está a favor del ornamento puesto que afirma que a través de ella existe comunicación. En el texto trata el tema de la ornamentación de forma que clasifica los edificios en “pato” y el tinglado decorado, la diferencia entre ambos es que en el caso de “pato” el propio edificio es en sí estético lleva incorporada en la estructura el componente decorativo, para ello recurre como ejemplo al edificio Crawford Manor, en cambio en el caso del tinglado decorado el edificio necesita de un añadido para completarse en el ámbito estético, usa como ejemplo el edificio Guild House.
   Adolf Loos en cambio ve en el ornamento un atraso cultural del que tenemos la obligación de despojarnos para evolucionar, ya que la obra completa es la que es pura y simple. “La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto visual”.
   Siempre tendemos a adornar las cosas porque si no lo hacemos parecen que no están acabadas. Error que cometemos puesto que todo objeto tiene una utilidad y es para cumplir con su objetivo por el que se hacen, no necesitan de adiciones para completarlas.
   Parece como si hubiera que rellenar los espacios supuestamente vacíos sin tener en cuenta que la belleza del objeto está en su simplificación ya que según el dicho “menos es más”. Cuando el objeto está sobrecargado sobrepasa la línea que diferencia lo coherente y culto de lo hortera.
   En el ámbito arquitectónico, la estética del edificio depende de la propia estructura del edificio, teniendo en cuenta el acabado como parte de la estructura.  La ornamenta conlleva un trabajo en exceso que no es necesario, no resulta rentable el trabajo invertido con respuesta al resultado. La belleza y la perfección también se encuentra en  economizar el tiempo.
   Un edificio tiene que ser bello en sí, en esencia. Si tiene que adicionarse con detalles su belleza es relativa puesto que depende de la ornamenta.
  En épocas pasadas cuantos más adornos mayor era su valor, los edificios con mayor ornamenta y adiciones significaba mayor importancia en lo que representaba. No es de nuestro tiempo simplemente por el hecho de que tenemos que diferenciarnos de lo de antaño. No significa que sea mejor ni peor lo de épocas pasadas o lo actual sino que tiene que existir una diferenciación entre ambas.
  Es equívoco en pensamiento de que la copia de diseños de edificios de siglos pasados es correcta para un fin estético en un edificio construido en la actualidad. No es así pensar que las construcciones de épocas pasadas no sean bellas sino que ese valor lo tienen en cuanto que se encuentran en el periodo temporal correcto. Intentar trasladar el pensamiento de que es necesario recurrir al decorado para dar mayor belleza a la construcción  es erróneo puesto que no permite al hombre evolucionar, se encuentra encorsetado en una ideología que no le corresponde.
  El hombre tiene el impulso primario de adornarse incluso así mismo, pero es eso un impulso. Lo que diferencia al hombre racional del animal es justamente que el racional no se deja llevar por los impulsos y pasiones sino que se guía por la razón.
  El culto no puede dejar de tener en cuenta un razonamiento previo a la hora de construir un objeto puesto que si no lo hace dejaría en evidencia su carencia de conocimientos, y no sería coherente reconocer su trabajo y el esfuerzo implicado en el objeto.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario